Del dicho al hecho hay un largo trecho.


29bebce9ddCon la mejor buena fe los asambleístas de Montecristi recogiendo una vieja aspiración, declararon que la educación hasta el tercer nivel sería gratuita y que ésta estaría vinculada a la responsabilidad académica.


A veces las mejores intenciones se complican en la vida práctica porque ella es muy rica y, en ocasiones, por muy valiosos que sean los conceptos, no recogen las múltiples variantes que la realidad presenta.


En primer lugar, el asunto se ha complicado porque el concepto de “responsabilidad académica” puede verse como de una amplitud significativa. ¿Es aprobar todas las materias? ¿Es aprobarlas con una nota determinada? ¿Es tomar todas las de un semestre o año y aprobarlas? ¿Razones de salud, familiar etc. que impidan tomar todas las materias pueden afectar esa responsabilidad? Todas estas variantes no fueron aclaradas por la presión de tiempo o quizás porque se suponía que la definición era sumamente clara.

En segundo lugar, no se analizó quizás, por las mismas razones, si la gratuidad iba a comprender todos los componentes académicos del proceso docente-educativo universitario o sólo algunos de ellos; tampoco se precisó si la medida se aplicaba a partir del 2009 o de inmediato según el inicio de los semestres en cada institución universitaria.

El resultado de todo esto ha sido realmente un embrollo mayúsculo con las consiguientes protestas, reclamaciones de alumnos, autoridades y la necesidad de valoraciones para encaminar y aplicar lo aprobado. Las definiciones significarán poder hacer un cálculo financiero del total que se requiere para poder asumir esto. Quizás, al final, los números dirán qué porción realmente de gratuidad podrá mantenerse y qué comprende la responsabilidad académica.

Editorial Diario Extra, martes 18 de noviembre del 2008

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